
“En realidad, esto del amor no tenía ninguna lógica, murmuraba Guille mientras insistía en deshojar la margarita que reiteradamente le decía que no.
Tras el columpio, ella recoge en secreto esos pétalos que no llevan su nombre, y los custodia en su caja de tesoros, a las espera de que tal vez algún día cambien de color, rebroten o se marchiten sin más.
Sentada en un banco, a distancia, la señorita los observa y revisa por enésima vez su teléfono y esboza una triste sonrisa de esperanza.”
j.m.p.
….. el amor….. Efímero y protocolario. Sin más