Leyendo “Prosas profanas y otros poemas” de Rubén Darío en la edición de Ricardo Llopesa (editorial Austral) me quedo con esta frase que el Sr. Llopesa nos escribe en la interesante introducción sobre la obra de este poeta revolucionarío en la literatura:
“Darío partía con la ventaja de la investigación, mientras los otros escribían bajo el solo impulso de la inspiración, y siempre irían en desventaja frente al inspirado que a la vez aplicaba el rigor del estudioso y el científico.”
Esta frase la hace en referencia a la larga temporada de estudio y reflexión profunda que realizó durante años de forma autodidactica antes de publicar la obra “Prosas profanas” que es una de los hitos poéticos más importantes de la literatura. La lectura de sus mayores fue clave, como indica la introducción.
Para reflexionar…
Y aprovecho para dejar un soneto que me gusta y podemos encontrar en esta obra. Nos habla de nuestro camino:
Alma mía
“Alma mía, perdura en tu idea divina;
todo está bajo el signo de un destino supremo;
sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo
por el camino que hacia la Esfinge te encamina.
todo está bajo el signo de un destino supremo;
sigue en tu rumbo, sigue hasta el ocaso extremo
por el camino que hacia la Esfinge te encamina.
Corta la flor al paso, deja la dura espina;
en el río de oro lleva a compás el remo;
saluda el rudo arado del rudo Triptolemo,
y sigue como un dios que sus sueños destina…
Y sigue como un dios que la dicha estimula,
y mientras la retórica del pájaro te adula
y los astros del cielo te acompañan, y los
ramos de la Esperanza surgen primaverales,
atraviesa impertérrita por el bosque de males
sin temer las serpientes; y sigue, como un dios…”