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Un bloc personal
Primer blockbuster de los tres que vi en el festival y sin duda el que me gustó más. Le doy ⭐️⭐️⭐️☆☆.
Interpretada por Russell Crowe y Rami Malek, la película se centra en la figura del psiquiatra militar encargado de atender a los prisioneros nazis que iban a ser juzgados en Núremberg, especialmente a Hermann Wilhelm Göring. Hay que reconocer que la cinta engancha: son más de dos horas que, sinceramente, se me hicieron cortas y en ningún momento tuve la tentación de levantarme de la butaca del cine Principal.
En el apartado técnico, la película está impecablemente realizada: buena factura visual, interpretaciones convincentes de los personajes clave y un ritmo narrativo que conduce bien al espectador. Ahora bien, conviene advertirlo: si esperas una trama centrada en la relación entre el médico y Göring con la intensidad psicológica de El silencio de los corderos entre Clarice Starling y Hannibal Lecter, no la encontrarás. Tampoco es una oportunidad para profundizar en el proceso de Núremberg, ya que lo trata de forma bastante superficial, resumida y sin aportar elementos nuevos. De hecho, incluso el título me parece poco acertado, casi engañoso.
La película además se permite algunas licencias dramáticas. Por ejemplo, en una conversación entre Göring y Kelley, el primero intenta desacreditar al psiquiatra relativizando los crímenes nazis y comparándolos con las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Japón. Este episodio no aparece en los cuadernos de notas de Kelley, por lo que todo apunta a una invención para dramatizar y acercar el relato a sensibilidades más actuales.
Algo parecido ocurre en el tramo final. Una vez concluido el juicio, vemos a Kelley en un estudio de radio advirtiendo que los futuros dictadores no llegarán con uniforme militar ni con chaquetas de cuero negras, sino bien vestidos con traje y corbata, y que no dudarán en seducir a la mitad de la población para después someter al resto. La referencia, evidentemente contemporánea, arrancó aplausos en la sala, pero lo cierto es que Kelley nunca pronunció esas palabras en la radio. Sí es cierto, sin embargo, que en su libro 22 Cells in Nuremberg dejó escrita una advertencia que resuena con esa idea y que resulta muy reveladora:
“Estos hombres no estaban locos. Eran, con pocas excepciones, notablemente normales desde un punto de vista psiquiátrico. Sus crímenes no fueron producto de la locura, sino de una ideología fanática y de la búsqueda despiadada del poder. Creer que solo los locos pueden cometer tales actos es cegarnos ante la realidad de que hombres corrientes, en ciertas circunstancias, pueden convertirse en instrumentos de un mal extraordinario.”
En resumen: una película que, pese a sus carencias, entretiene y está bien construida.
Ay, esta película… salí emocionado, pero después de dejarla reposar unos días quizá me contenga y la dejo en ⭐️⭐️⭐️☆☆. SAI: Disaster es la adaptación al cine de la serie japonesa SAI y se presentó en la Sección Oficial del festival.
Tengo que reconocer mi debilidad por Japón y su cine: desde clásicos como los de Hiroshi Teshigahara (La mujer de la arena), hasta Tampopo, Akira o la serie Midnight Diner: Tokyo Stories. Por eso, esta película de noir japonés me hipnotiza. Me fascina cómo la dirigen Yutaro Seki y Kentaro Hirase: las cartelas rojas que introducen cada historia, la fotografía, esa música asonante que irrumpe en los momentos de máxima tensión… Todo suma.
Tanto, que incluso le perdono que el gran puzzle de los asesinatos no parece llegar: y es que a la inspectora le cuesta descubrir la identidad del personaje misterioso que aparece en todas las tramas aparantemente inconexas, apenas señalado por unos mechones de pelo cortado. Como espectador, esa información la recibe rápido y desearía entrar en la película y explicárselo a la inspectora para ayudarla a atrapar al villano. Pero el personaje parece ser algo más que un simple mortal.
Llegados a este punto, si lo consideras una chorrada, la película te parecerá larga y soporífera, y con razón dirás que los directores no saben cómo cerrar las tramas y por tanto película para olvidar. Pero si, por el contrario, lo que cuento te hace imaginar quien tan escurridizo solo puede estar detrás de todas esas desgracias… entonces verla merece la pena.
Nos ponemos serios. Sorda, película que llega del Festival de Málaga tras ganar la Biznaga de Oro a la mejor película española y dos Biznagas de Plata a las mejores interpretaciones femenina (Miriam Garlo) y masculina (Álvaro Cervantes). Mi puntuación: ⭐️⭐️⭐️⭐️☆. Sección Made in Spain
Es una película redonda, con interpretaciones sólidas, que nos habla de la maternidad de una mujer con una gran particularidad: es sorda. La historia nos invita a acompañarla desde el embarazo hasta el primer año de su bebé, en un viaje compartido con su pareja, sus padres y sus amigos, lleno de momentos complicados.
Me gusta porque también aborda otros temas, como el sentimiento de pertenencia a una comunidad o el derecho de una madre a decidir en qué comunidad crecerá su hijo.
Como anécdota, la directora Eva Libertad (que nos acompañó en el pase de la película) es hermana de Miriam Garlo, la actriz protagonista, quien es precisamente sorda. Esa relación personal se deja notar sin lugar a dudas en la sensibilidad con la que se explica esta historia.